15 de diciembre de 2011

IV Domingo de Adviento -B-: me decido!

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 1, 26-38

A los seis meses envió Dios al ángel Gabriel a un pueblo de Galilea llamado Nazaret, a visitar a una joven virgen llamada María que estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José, descendiente del rey David. 
El ángel entró donde ella estaba, y le dijo: “¡Dios te salve, llena de gracia! El Señor está contigo”. 
Cuando vio al ángel, se sorprendió de sus palabras, y se preguntaba qué significaría aquel saludo. 
El ángel le dijo: “María, no tengas miedo, pues tú gozas del favor de Dios. Ahora vas a quedar encinta: tendrás un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será un gran hombre, al que llamarán Hijo de Dios altísimo: y Dios el Señor lo hará rey, como a su antepasado David, y reinará por siempre en la nación de Israel. Su reinado no tendrá fin”. 
María preguntó al ángel: “¿Cómo podrá suceder esto, si no vivo con ningún hombre?”. 
El ángel le contestó: “El Espíritu Santo se posará sobre ti y el poder del Dios altísimo se posará sobre ti como una nube. Por eso el niño que va a nacer será llamado Santo e Hijo de Dios. También tu parienta Isabel, a pesar de ser anciana, va a tener un hijo; la que decían que no podía tener hijos está encinta desde hace seis meses. Para Dios no hay nada imposible”. 
Entonces María dijo: “He aquí la esclava del Señor. ¡Hágase en mí según tu palabra!” 
Con esto, el ángel se fue. 

Para comprender

María es uno de los personajes centrales del Adviento. Ella es la mujer disponible que supo escuchar y conducir su vida según la voluntad de Dios.

Este episodio se sitúa en el contexto narrativo del llamado «evangelio de la infancia» (Lc 1-2). Para componer estos capítulos, Lucas utilizó ciertas técnicas y procedimientos literarios característicos de su época. A través de ellos no pretendió escribir un resumen de la vida de Jesús cuando era pequeño, sino reflejar su fe en el Resucitado que, como una luz, se proyecta también sobre su niñez. Presentando así las cosas, Lucas aclara la identidad del niño y cuál será su misión.
   ¿Sabrías hacer una lista de los títulos que se aplican a Jesús en estos versículos? 
   ¿Qué se dice sobre su misión?

Por otro lado, llama la atención la importancia que el evangelista concede al Espíritu Santo. Obsérvalo y responde: ¿Qué papel desempeña en la concepción y nacimiento de Jesús?

El nacimiento de Jesús es obra de Dios y con él comienza un tiempo nuevo en el que la humanidad será recreada. Modelo de esta humanidad nueva es la Iglesia, cuyo nacimiento en Pentecostés también es fruto del Espíritu. El mismo que movió toda la vida de Jesús (Lc 4,18) y que puede fortalecer a sus discípulos para que continúen su misión (Hch 1,8).

Finalmente debemos fijarnos en la respuesta de María. En su diálogo con el ángel va comprendiendo que el Señor la ha escogido, por gracia, para ser la madre del Mesías y la postura que ha de tomar ante lo que Dios le pide. ¿Cuáles son las actitudes de María que más resaltan en este pasaje?
Observa después cómo Lucas está reflejando el proceso que recorre todo creyente —también nosotros— cuando descubre lo que Dios quiere de él.

Para reflexionar
Por Pastoral Juvenil-Vocacional. Hermandad de Sacerdotes Operarios.

Hemos estado esperando en vela, hemos preparado la casa cambiando lo que no estaba bien, hemos decidido que queremos compartir y no sólo enseñar… No queda más que abrir la puerta, que fue le petición inicial…
María pasa por el mismo trance que cualquiera de nosotros al descubrir lo que se nos pide. Primero, perplejidad, asombro. Después, extrañeza e interrogantes. Y finalmente, la respuesta.
Así pues, estar dispuestos a dejar entrar a Dios en nuestras vidas suscita cambios, interrogantes, dudas, momentos buenos y malos. Pero una nueva forma d emirar y construir el mundo que merece la pena. Decir sí como María es decir sí al Reino y a ser felices con una felicidad que llena desde lo profundo, saber que Dios quiere habitarnos como somos, con lo que somos, en donde estamos. En donde están nuestros hermanos.
Decir que no y mantener la puerta cerrada, o dejar pasar a Dios hasta la cocina…



Para meditar y actualizarse

María nos enseña cuál es el mejor modo de prepararnos para celebrar la Navidad. Antes de que la Palabra se encarnase en su seno se había ya encarnado en su corazón. Su «sí» puede ayudarnos a revisar nuestras actitudes en este tiempo en el que el Señor viene.

  • Busco tu rostro: Fe

La encarnación del Hijo de Dios por obra del Espíritu es uno de los misterios que profesamos en el credo. ¿Cómo me ayuda a entenderlo la lectura de este pasaje?

  • Ve y haz tú lo mismo: Caridad

«Hágase en mí según tu palabra», rezamos en el ángelus. ¿A qué me compromete el “sí” de María? ¿Hasta qué punto consiento, como ella, que la Palabra de Dios transforme mi vida? ¿En qué otros aspectos podemos mirarnos en María para vivir con más radicalidad nuestro compromiso cristiano en este tiempo de Adviento?

  • Venga tu Reino: Esperanza

La Virgen es modelo de esperanza porque se fió de Dios para quien «nada hay imposible». ¿Cómo puede ayudarnos su ejemplo a vivir anclados en esta virtud?

Tomado de Editorial Verbo Divino: Propuestas para el Adviento.

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