"... cada vez que lo hicisteis con uno de estos..." |
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 25, 31-46
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-- Cuando venga en su gloria el Hijo del
hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria,
y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de
otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las
ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a
los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el
reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve
hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui
forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y
me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme."
Entonces los justos
le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o
con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te
hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la
cárcel y fuimos a verte?"
Y el rey les dirá: "Os aseguro que cada vez
que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo
hicisteis."
Y entonces dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mi,
malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.
Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de
beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me
vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis."
Entonces
también éstos contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con
sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te
asistimos?"
Y él replicará: "Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis
con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo." Y éstos
irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.
Vídeo:
http://youtu.be/KPTwy_9n6zE
Reflexión para el domingo:
TIEMPO DE REINADO DE DIOS… Y DE ELECCIONES
Esteban Díaz Merchán, OD.
Me encanta el arte románico. Esa capacidad de sintetizar las líneas
de fuerza en la arquitectura, su solidez sin quebranto. La escultura
redonda, casi plúmbea, robusta, sin sobrantes. La pintura simple,
arquetípica, delimitando las escenas con ingenuidad casi infantil. El
románico me ofrece lo esencial, es el arte de lo básico. Y la escena del
evangelio de este domingo en Mateo 25 me hace pensar en lo “esencial y
básico” del mensaje de Cristo en su evangelio: el amor a Dios pasa sí o
sí por el reconocimiento del prójimo más debilitado. Siguiendo con la
imagen del arte románico, recuerda alguna figura del Pantocrator,
mirando con intensidad a los fieles desde el ábside y esperando una
respuesta adecuada a la pregunta: ¿me amas en tus hermanos más pobres?
Delante de su mirada somos invitados a hacer un balance de nuestra
existencia, a un examen de nuestras miserias y de nuestros esplendores, a
un juicio sobre nuestras obras o nuestras omisiones.
Cerramos el año litúrgico en esta solemnidad de Cristo Rey. Esta
solemnidad es reciente. Fue instituida por Pío XI en 1925, y quiere
recordar una categoría esencial de la predicación de Jesús: el Reino de
Dios, su mensaje de justicia, amor y fraternidad en medio de lo humano.
Lo divino que ofrece cauces de auténtica humanidad. Con este simbolismo
del Reinado, de la primacía, del protagonismo de Dios, el creyente es
invitado hoy a recuperar el sentido profundo de la historia. Nuestra
existencia personal, y de toda la humanidad a los largo de las épocas,
es para el bien, para la felicidad. Dios salva nuestros días
ofreciéndonos las claves de lo auténtico.
En el solemne escenario en que el evangelista Mateo sitúa el juicio
final, que será un examen total sobre el amor al prójimo, Dios se
identifica y encarna en los pobres, en los hambrientos, en los
forasteros, en los enfermos, en los encarcelados. Cada uno de nosotros,
simples discípulos de Jesús, lo sabemos y deberíamos actuar en
consecuencia. Estamos llamados a conformar nuestra vida según las
exigencias del Reino. En el amor gratuito y universal hacia los más
pequeños y pobres se vive la relación vital, con Cristo.
Las lecturas de este último domingo del Año litúrgico nos alejan de toda
fácil frivolidad. Al comparar la página evangélica con la profecía de
Ezequiel (primera lectura) se advierte cómo los evangelistas aplicaban a
Jesucristo lo que el Antiguo Testamento decía de Dios, el Pastor o Rey
que ha de juzgar a su Pueblo. Y en todo el capítulo 15 de la primera
carta a los Corintios el apóstol expone extensamente el misterio de la
resurrección universal: una victoria de Cristo en el devenir de la
humanidad.
No siempre tenemos oportunidades claras para hacer valer nuestro deseo
de cómo queremos que sea nuestro mundo, nuestro entorno social. Este
domingo de elecciones generales tenemos una singular oportunidad de
construir políticamente nuestra tierra, nuestra convivencia y tantos
temas esenciales de la sociedad española en estos duros tiempos de
crisis también económica. Hemos de buscar coherencia entre nuestro ser
ciudadanos responsables y creyentes comprometidos con el Reino de Dios y
su estilo de vida.
Cada tiempo de elecciones parece un tiempo de gangas y los candidatos
ofrecen beneficios inesperados. Contra la promesa fácil, como electores,
debemos considerar la confianza que nos inspire el compromiso del
candidato elegido y su comportamiento contrastado anteriormente. Contra
el vicio de la descalificación y el ataque del adversario, debemos
valorar un comportamiento centrado en la defensa, explicación y
justificación de los propios programas. Frente a la credulidad y
simpleza de los electores (donde los ciudadanos parecemos personas
fáciles de seducir), busquemos apoyar trayectorias comprometidas con la
mejora de los derechos de todos los hombres y mujeres. Llegado el día de
las elecciones enfrentémonos a la irresponsabilidad o el pasotismo,
reflexionemos y analicemos los programas ofrecidos, pues es obligación
nuestra ahondar en ellos. Todo ello nos llevaría a considerar el respeto
que merece el elector que decide, como ciudadano, y la limpieza del
proceso, por encima del desprecio con el que querríamos castigar al
contrario.
Buena semana a todos, especialmente a quienes votáis por primera vez.
Buen provecho.
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