18 de marzo de 2009

Volvemos a Dios::: José


Hoy no quería poner ningún texto de tal o cual persona. Hoy solo quería hablar de José. Y la verdad es que tampoco se puede decir mucho. Los evangelios nos narran poco o nada de él. Se intuye que José de Nazaret era una persona mayor cuando es desposado con María. Y que lo pasa mal cuando ve que su futura esposa queda embarazada y no de él. Que muestra una fe inquebrantable en Yahvé y confianza en su esposa y que hace a Jesús hijo suyo, y que como tal le ama, le riñe, le busca en el templo, le proteje en Egipto, le enseña el oficio…
Imaginamos a José muriendo en brazos de María y Jesús, siempre anónimo, con un corazón enorme que acogió a Dios y se abandonó a Él.
Me imagino a José enseñando a Jesús, llevándolo a la sinagoga, recitándole cada mañana “Escucha, Israel, el Señor es nuestro Dios”, pronunciando las palabras rituales en las cenas de Pascua, viajando a Jerusalén, llevando la niño en brazos…

No sé muy bien por qué, pero un Operario, Pedro Ruiz de los Paños, mártir y Beato, estando destinado en el seminario de Almería, según me ha contado Agustín (aunque no me lo ha asegurado) instituyó la fiesta del Seminario en el día de San José. Y San José es patrón de las vocaciones sacerdotales…
San José es padre de abrazo grande que nos acoge a todos. Y no es mal modelo para cualquiera que haya sentido la llamada al sacerdocio: anónimo, sin buscar el podio, sin grandes alharacas, amante y amado de Dios…

“Sea el lirio de José nuestra bandera”

Pues eso. José acogió a Dios, le hizo de padre en la tierra, le abrazó… Y un día, volvió a Dios…

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