27 de noviembre de 2009

Domingo I de Adviento: Señales de Adviento

Lucas 21, 25-28. 34-36

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- «Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.
Poned atención: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre.»


Oímos y vemos en los telediarios como a mucha gente se le cambia la vida en las carreteras cada semana. Muchos de los accidentes se producen en tramos de autovía o de carreteras convencionales sin ninguna dificultad especial a la hora de conducir. Las causas: una llamada al móvil, un pensar “llego tarde”, un ir más deprisa de lo aconsejado, unas copas de más…


¿A caso no nos pasará esto en nuestra vida? ¿No ha habido alguna vez en la que algún acontecimiento especial como que nos ha descolocado, nos ha pillado desprevenidos? ¿Algún palo que la vida nos da, sin saber por qué?

Quizás estemos viviendo la vida a 120, con tres carriles. Y no sólo eso, también el entorno nos invita a cometer alguna que otra distracción. Creo que no necesitamos ejemplos.
El ser cada vez más prácticos, el querer perder cada vez menos tiempo, el querer hacer las cosas mejor, nos lleva a ir “conducidos”, llevados; a ser más inconscientes de nuestra responsabilidad.

Frente a esto: “Poned atención, tened cuidado, alzad la cabeza, estad siempre despiertos”. La lógica de Dios me invita a parar, a hacer un STOP, o un descanso, a abrir los sentidos que tengo dormidos, a apagar la radio o los canales que me embotan la mente.

La iglesia, nos regala ésta lectura en éste tiempo especial, el Tiempo de Adviento. Y no esto no es porque sí, o porque toca ahora, sino porque el STOP se convierte en un Ceda el paso.
¿A quién? Pues nada más y nada menos que a Dios, que nos avisa que pronto se nos regalará en forma de niño indefenso, como queriendo decir: “fijaos en lo que va a suceder, es tan especial y tan importante, que quiero sensibilizaros; quiero haceros ver que es muy importante”.

Con qué señal te identificas más ¿con la de peligros? ¿con la de prohibido ir a más de 120? ¿con el STOP? o ¿con el Ceda el paso?

No te olvides de las señales al entrar en la próxima intersección.

VOCARE

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